En los siguientes días NHL/es proveerá un resumen abordando lo más relevante en la temporada de algunos de los jugadores más destacados de la liga. Hoy toca turno a Auston Matthews.
Desde la consagración del nuevo rey del gol en la NHL, con Alex Ovechkin superando el mítico récord de Wayne Gretzky, el éxito del 4 Nations Face-Off a mediados de campaña y finalizando con el bicampeonato de los Florida Panthers, la temporada 2024-25 fue una que será recordada por mucho tiempo.
Y eso, sin mencionar otra amplia cantidad de aspectos que hicieron única la campaña pasada. Con eso en mente, llega el momento de dar un paso hacia atrás y apreciar lo hecho por varios de los jugadores más importantes de la liga a nivel individual.
En esta oportunidad, llega el momento de darle una mirada en retrospectiva a lo hecho por el mexicoamericano Auston Matthews, quien volvió a brillar con luz propia en los Toronto Maple Leafs, como uno de los pilares más importantes del hockey sobre hielo en la actualidad.
La campaña 2024-25 de Matthews fue una de profunda paradoja. Fue el año en que asumió el mayor honor y la carga más pesada de la franquicia, la capitanía, mientras libraba en privado una de las batallas físicas más significativas de su carrera. La narrativa de su temporada se forjó en la dualidad de la aclamación pública y la adversidad privada, un conflicto que redefinió su valor para el equipo y reveló nuevas facetas de su carácter.
Todo comenzó con su nombramiento como el capitán número 26 en la historia de los Maple Leafs, un momento que lo posicionaba oficialmente como el rostro de la organización. Sin embargo, detrás de ese orgullo se escondía una realidad desafiante. Una lesión en la parte superior del cuerpo sufrida en el campo de entrenamiento se convirtió en una sombra persistente, obligándolo a ausentarse en dos tramos significativos de la temporada y a realizar un viaje a Múnich, Alemania, para consultar a un especialista.
“Fue un año definitivamente duro físicamente”, admitió Matthews. “Me lesioné en el campo de entrenamiento, no me sentía muy bien durante el primer mes. Hubo algunas buenas rachas en las que me sentí bien y otras en las que no”.
El impacto en su juego fue innegable. La lesión, como él mismo reconoció, “impactó en muchas cosas diferentes”. Sus 33 goles fueron la cifra más baja de su carrera de nueve años, una caída notable de los 69 que anotó en la campaña anterior. Pero en medio de esta regresión goleadora, surgió una fascinante evolución. Con su disparo generacional comprometido, Matthews se vio obligado a encontrar nuevas formas de dominar, transformándose en el centro completo que todo equipo contendiente necesita.